Un hombre que realizaba una exploración en la zona se percató que había una extraña figura apegada a una roca y sin signos de vida. Al acercarse, pudo notar que se trataba de Abby, cuyo rastro se había perdido misteriosamente a mediados de junio.
Un inesperado y feliz final tuvo la desaparición de Abby, una tierna perrita cuyo rastro se había perdido hace dos meses de forma totalmente misteriosa.
La historia quedó al descubierto cuando Gerry Keene estaba 150 metros bajo tierra durante una exploración de espeleología en las cuevas de Missouri, Estados Unidos, lugar donde se encontró con una figura bastante extraña.
Al acercarse junto con su linterna, pudo notar que se trataba de una perrita que estaba delgada, tenía su pelo enredado y no tenía fuerzas para levantarse.
"Nos dimos cuenta de que sería difícil sacarla porque estaba demasiado débil para caminar", señaló a The Washington Post. Por lo mismo, decidió sacarle una foto al animal y luego subir al exterior para pedir ayuda.
Fue así como al lugar llegó Rick Haley, jefe de bomberos, quien se ofreció a rescatar al can. "No se sabe cuánto tiempo había estado allí abajo, pero sabíamos que teníamos que sacarla", declaró al medio mencionado.
Haley de 66 años, quien también es un espeleólogo con 30 años de experiencia, reconoció que "si no la sacábamos, moriría allí dentro". "Sería una subida dura y vertical para sacarla. Pero estábamos dispuestos a hacerlo", continuó.
Cuando ya estaban en marcha para el rescate, Keene mostró la foto de la perrita a los residentes que vivían cerca de la cueva. De esa manera, uno de ellos la reconoció y les indicó que esta pequeña se había perdido el pasado 9 de junio.
Sin duda fue una travesía compleja, ya que ambos hombres tuvieron que cargar al animal en un bolso. Además, hay que considerar que esta cueva tiene un sistema subterráneo de aproximadamente 22 kilómetros, transformándose en una de las más largas del estado.
Respecto del estado de salud de Abby en esos momentos, Haley sostuvo que "estaba muy débil y demacrada por la falta de comida", y que si no hubiese sido por el agua con que contaba la cueva, "no estaría aquí".
Finalmente, los rescatistas salieron junto a la perrita y afuera los estaba esperando su dueño, Jeff Bohnert, de 55 años, quien fue alertado por uno de sus vecinos sobre este hallazgo.
"Me quedé absolutamente asombrado de que siguiera viva", dijo. "Es una auténtica superviviente. Le costó un poco adaptar su vista después de estar tanto tiempo en la oscuridad. Pero está volviendo en sí".
Actualmente Abby, de acuerdo con lo que declaró su humano, "todavía está débil, pero está respondiendo a los nutrientes".