Con tres anilllos de seguridad y la obligación de usar pulseras ID se encontrarán los hinchas argentinos cuando lleguen al Santiago Bernabéu para el duelo que definiriá al campeón de la Copa Libertadores. Un plan de seguridad que se armó en tiempo récord y que duplica el que se armaría para un Real Madrid-FC Barcelona.
Por fin. Tras dos inéditas suspensiones, este domingo 9 se llevará a cabo la esperada vuelta de la final de la Libertadores 2018 entre Boca Juniors y River Plate. Un partido que, hasta ahora, sólo se ha traducido en la mayor vergüenza de la historia deportiva no sólo de Argentina, sino de Sudamérica.
Por ello, y tras intensas negociaciones, el duelo fue trasladado a España para controlar de mejor manera a las hinchadas de ambas escuadras.
La final se jugará en Madrid, en el Santiago Bernabéu. Por ello, y para no repetir el bochorno que obligó a suspender el encuentro en el Monumental de River, se tomarán todas las medidas que no se tomaron en Buenos Aires. La final se jugará en Europa, con los más altos estándares de seguridad para que los mal llamados hinchas no hagan de las suyas.
¿Exageración? Para nada.
En tiempo récord, la policía española levantó un operativo que generalmente demora un mes en tan sólo 15 días: 4 mil efectivos en las calles resguardando la seguridad de los fanáticos y tres anillos de seguridad para las 10 mil personas de ambos equipos que viajarán desde Argentina (5 mil de River y 5 mil de Boca). Cada uno de ellos tendrá una pulsera con su nombre que será registrada al momento de ingresar al estadio. Cada una contiene información personal de cada hincha para evitar inconvenientes.
Un dispositivo que acrecenta a casi el doble el número de policías de una cobertura prevista para un Real Madrid-FC Barcelona.
Todos los actos de los hinchas serán registrados por cámaras de seguridad al interior del estadio que permiten identificar cualquier movimiento contrario a las reglas. El que se quiera portar mal tiene que saber que estará siendo grabado por personal del Bernabéu y que podría ser sacado del recinto. La zona lateral oeste y este serán destinadas a público general y neutral. River y Boca tendrán un fan zone antes de ingresar al estadio, un lugar en el que los hinchas pueden cantar y celebrar a minutos del encuentro. Los de Gallardo lo harán por La plaza de Cusco, una de las más importantes de España. Los xeneizes, en tanto, lo harán por El paseo de la Castellana.
No todo puede ser perfecto en el mundo del fútbol. Boca y River tienen barras bravas y sus líderes son considerados peligrosos, muchos de ellos tienen acusaciones por homicidio y son investigados en su país. España supo de aquello y estableció todo un operativo de seguridad en el aeropuerto para evitar que estos hinchas lleguen al recinto del Real Madrid. 12 efectivos argentinos llegaron al país ibérico con antecedentes en mano y fotos de los involucrados. Ya deportaron a Maxi Mazzaro -uno de los líderes de Boca- y a Cristian Ghisletti -uno de los líderes de River-. ¿Algo más? En los alrededores habrá un grupo de francotiradores para impedir cualquier tipo de acto terrorista.
Desde el jueves 6, grupos de cuatro policías rodean el estadio del Real Madrid levantando alcantarillas y revisando con una linterna si todo está bien bajo tierra. Otros dos, en tanto, observan el comportamiento de la gente que camina por la zona, exigiéndole documentación a todo aquel que quiera grabar o fotografiar el operativo. Otros efectivos, en tanto revisan botes de basura e incluso quitan algunos para evitar que alguien meta allí algún explosivo. La brigada antiexplosivos trabaja sin descanso y también lo hará el día del partido, donde el Bernabéu será examinado con lupa: cada butaca será revisada al detalle por personas y por perros entrenados para buscar explosivos.