María Jerez de 76 años y Antonio Garrido de 77 aseguran que en marzo de 2015 un vecino que se hizo pasar por abogado les ofreció ayuda para vender un par de viviendas que tenían en el norte del país, pero se enteraron que lo que habían firmado era la sesión de derechos de la vivienda en Ñuñoa donde viven y que compraron con tanto esfuerzo.
La pareja de abuelitos está luchando para no perder su casa, ellos querían tener una vejez digna, llevan más de 5 décadas casados y tenían pensado vender las propiedades que tenían en el norte con el fin de asegurar los años de vida que les quedan juntos. Nunca imaginaron que serían víctimas de un inescrupuloso que los engañaría con lo más preciado que tenían.
