"Recordé que Felipe desde chico me había dicho que él iba a morir. Me dijo: Papá, yo sé que tú me llevarías a la muerte si Dios te lo pidiera. Se estaba cumpliendo lo que él de alguna manera había anunciado", relata Gonzalo Cruzat.
Era 2009 cuando el rostro de Felipe Cruzat se hizo conocido en todo el país. Hoy, a poco más de seis años de su muerte, su padre, vive con dos sensaciones respecto al trasplante en el país. Si bien su hijo menor jamás logró recibir un corazón para sobrevivir, sí apareció un donante para su primogénito, José, quien hoy consigue vivir y estudiar gracias a la nueva oportunidad que le otorgó la familia que decidió entregar el órgano.
"Él comienza con la dilatación del corazón. Nos enfrentamos de nuevo a la complejidad de que sabíamos que José en un año era probable que estuviera muerto si no se trasplantaba. Se coloca un desfibrilador para evitar un paro cardíaco. Fuimos a Estados Unidos en un viaje padre hijo. Al volver, en treinta días estaba hospitalizado", relató y recordó qué pensó cuando le dijeron que sí había donante: "Sentía que Felipe iba a ayudar a su hermano".
Al recordar el caso de su hijo menor, habló de dicho doloroso proceso. "Sentía que tenía que hacer el caso de Felipe público. Al mismo tiempo pensaba que si era público había más posibilidades de que llegara ese corazón. Fue bueno para el país que fuera público", dijo.
Además, Gonzalo rememoró las últimas y angustiantes horas de Felipe. "Tuvo varias crisis. Cada vez estaba más débil. Su corazón estaba más grande y tenía menor función cardiaca. Se fue complicando. En marzo de 2009 surgió la posibilidad del corazón artificial. Se produjo un derrame (luego de la operación). Cuando el doctor me dijo: Gonzalo, Felipe murió. En vez de sentir el dolor, me impresioné", comentó.
El tema del trasplante es un debate que permanece en la opinión pública, que parece encontrar muchos acuerdos, pero que al final del día no ha logrado mejorar sus cifras. Casos como el de Felipe que terminan en un desenlace trágico o el de José que tienen un final feliz son muestra de lo incierta que es la situación de traspaso de órganos en Chile, el penúltimo país con peor tasa de donación.
